martes, 14 de septiembre de 2010

Érase una vez

"Érase una vez una princesita llamada X. Dulce, sabia y sobre todo soñadora, anhelaba la presencia de un príncipe que fuese capaz de crear el mundo ideal para ambos. Inmersa en su propia inquietud y optimista siempre, buscaba entre la anónima multitud hallada en la esencia de la cotidianeidad esos ojos de mirada dialogante, esos ojos que le hablasen de un nuevo horizonte que alcanzar, esos ojos que sirviesen de brújula y que orientasen definitivamente su felicidad, siempre teniendo presente el norte…

Lo que no sabía nuestra protagonista es que su apuesto príncipe se encontraba en un lugar muy muy muy lejano, hasta que el destino –un poco por casualidad- les unió. X siempre había sido consciente de que el amor modificaría su paisaje, pero seguramente tampoco esperaba que esto ocurriese hasta ese punto.

Y entre “paellas”, “mariscadas”, “mascletás”, “meigas”, “falleros”, “peregrinos”, paciencia, empeño, cautela, comprensión y cariño… nuestros príncipes dejan de caminar en horizontal decididos a emprender un vuelo a dúo, precisamente hasta uno de los lugares más altos: la ciudad de los rascacielos.

Eso, junto con el amor que se aprecia entre ellos, augura la posibilidad de alcanzar el mismo infinito en forma de propio paraíso.

Pero las fieles amigas de la princesa, rabiosas ante lo que parece una inminente marcha de ésta, deciden comprobar que su amor es verdadero y que su partida no será en vano. Envenenadas por su afán de protección se reúnen a escondidas de la princesa y basándose en la más pura mitología, donde la hermosa Psique tuvo que demostrar su pasión a Afrodita por su hijo Eros, deciden poner a prueba los sentimientos  de X.

Psique llegó a conseguir agua de la Fuente de la Belleza que custodiaba un dragón, lana de unos peligrosos animales que atacaban a cualquiera, separó granos y granos de maíz, trigo y mijo, e incluso fue lo suficientemente valiente de bajar al inframundo donde la diosa del Hades le pidió su voz…

¿De qué serás capaz tú, princesita?

Llegó el momento. Ahora te toca a ti superar una serie de pruebas.

Suerte, pero sobretodo, siempre… que siempre gane el corazón"

Este cuento lo escribí para la despedida de soltera de una amiga de parte de todas. El cuento era el incio de una gymkana que empezó por la tarde y terminó a las tantas de la madrugada en un apartamento con cena y fiesta. Quizá el día no fue todo lo que esperamos, pero nos quedaremos con las cosas buenas.

Y hasta en los momentos más alegres, sigo echándote de menos LOVER.


3 comentarios:

  1. Está muy bien que la echas de menos... pero quizás deberías dirigir tu mente hacia otros menesteres... inténtalo, te aseguro que se puede!! ;)

    El cuento... ya sabes, me gusta!!! =) Quédate con lo bueno de ese día y si no intentas arreglar lo "malo" pues... sigue quedándote con lo bueno!! ;p

    Besicos

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  2. Hay que seguir adelante, estoy de acuerdo con pequelño desastre.

    Espero que estes mejor, te mando un fuerte abrazo

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  3. precioso cuento, pero a veces superar las pruebas no es suficiente
    ánimo, intenta como dicen quedarte con lo bueno y seguir adelante
    besos

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